lunes, 17 de febrero de 2014

... DESDE EL ALMA PARA MI ALMA




Hace ya tanto tiempo que no te escribo, que, creo perdida ya la facultad de comunicarme contigo, justo ahora, que es, como siempre que te busco, cuando más te necesito.
Dime por donde andas, alma de mi alma, que sin ti no puedo hallar sosiego, Me has dejado abandonada a las pasiones mundanas que enturbian  el cerebro, sabiendo como sabes que eso no es bueno.
Soy frágil en cuanto al mundo se refiere, me envuelve rápido y sin darme apenas tiempo a pensar en lo que he dicho o hecho.
Mi naturaleza aventurera nunca es capaz de rechazar una invitación a lo desconocido, a lo nuevo, sin valorar si con ello pongo en riesgo lo que soy y siento.
Una vez más, he cedido, he entregado el corazón de nuevo, no sé bien ni a quien, ni cuando, ni como. Lo único que sé de cierto es que cual vendaval tormentoso ha atravesado mi alma,  llevándose al paso, todo cuanto ya, hacía mucho tiempo había reservado, pensando en jamás volver a airearlo.
Necesito que vuelvas y que me hagas pensar de nuevo. Ya sé que vas a decirme que todo cuanto me digas serán palabras que yo devolveré al viento, pero, entre tú y yo, alma de mi alma, sabes que siempre con algo me quedo.
No quiero saber si es malo o bueno, eso poco importa ya, desde el momento en que confesé sentir este amor nuevo. Sólo quiero que me ayudes a comprenderlo, para que, mientras dure, sea capaz de vivirlo como algo hermoso y ser feliz de nuevo.
Vuelve de nuevo alma de mi alma, porque dos almas tengo, la que siempre está conmigo, y la que atenta y alerta vigila a la rebelde que siente, ama y vive sin escuchar consejo. Ya ves que te necesita para calmar su desasosiego.

Madrecelta
17 febrero 2014 



miércoles, 25 de septiembre de 2013

YA ESTA... AL FIN... “EL OTOÑO”

YA ESTA... AL FIN... “EL OTOÑO”


Corazones, por fin llegó, la estación dorada ya está aquí, empezó el otoño, ya los frutos están maduros, las cosechas recogidas, el trigo en los molinos, para convertirse en harina y ricos manjares después. y, nosotros, los humanos, libres del albedrío y jaraneo veraniego, podemos, al fin, empezar el viaje hacia nuestro interior, en busca del yo perdido en el desenfrenado verano.
Adoro el otoño, sus colores, sus olores, sus puestas de sol, sólo me molesta una cosa, y, es pasajera, alguna que otra remolona mosca que se engancha a mi piel, como si no fuera a existir otro verano.
Os invito a gozar del otoño, a que salgáis a las calles, a ver ese horrendo aspecto de todo el mundo. Unos con bufanda, otros con chanclas. Un hermoso día  de sol en el que, sin previo aviso, empieza a llover a cántaros. A oler esa tierra madura, que, cansada de dar frutos, al fin reposa.
Gozar del otoño, con amigos, con amor, con risas, con llantos, con alegrías, con flores, con los sabores nuevos de sus otoñales frutos.
Amaros con suavidad, como sus colores, y desatar vuestra pasión como el rojo de sus puestas de sol.
Gozad del otoño, estación, hermosa, preciosa, proclive al amor, tan espléndida como imprevisible, y,  por mí, tan amada como añorada.

Madrecelta.

viernes, 23 de agosto de 2013

VA POR TI... MI AMIGO



VA POR TI... MI AMIGO

Muchas han  sido las cosas que han sacudido mi alma en estos últimos meses
Sombras de momentos vividos que por dolorosas me han aturdido.
Realidades crueles que sin ser llamadas, han vuelto de nuevo a mi, aislándome del que ahora es mi mundo.
Recuerdos. tan bellos que me han transportado en el tiempo, haciendo tambalear mi realidad, envolviéndome en ensueños pasados, pero nunca olvidados.
Lágrimas amargas, vertidas por cosas pasadas que creía enterradas y que resucitaron de nuevo, haciendo. al volver,  muy oscuro mi presente
Días  largos, muy largos, tristes, solitarios y muy amargos en los que necesitaba reencontrar a los viejos amigos para, así, reencontrarme a mi misma.
Parece que tal tormento, poco a poco y no con escaso esfuerzo va pasando y que, al fin, estoy volviendo a mí.
Horas eternas como años, días largos como lustros, meses como decenas de años juntos. Sola, sin poder, que no querer, llamar a nadie, tan confusa estaba que de haberlo hecho, no sabría como le explicaría  todo lo que sentía.
Al fin, entiendo que, este paso, por lo que llamamos vida, es corto, muy corto y rápido, demasiado rápido, que corre y corre hasta que, sin previo aviso alza el vuelo y se nos lleva, sino a nosotros, sí a quien tanto amamos.
Entonces sufrimos, pero es un sufrimiento egoísta, no dado porque el que marchó ya no gozará más de nosotros, sino porque nosotros ya no podremos gozar más de y con él
He entendido que hemos de ser también muy rápidos, y no digo ganarle la jugada, cosa imposible, pero sí no perder tiempo en absurdas historias, acercarnoa a aquéllos que amamos, a todos los que son importantes en nuestras vidas y decírselo. Decirles cuan importantes son para nosotros, antes de que intervenga la “parka” y nos deje con las palabras en la boca, el estómago encogido y la mente completamente ofuscada.
He aprendido que, el orgullo engorda el ego, impidiéndonos expresar libremente lo que sentimos, por el temor a ser mal interpretados.
Ahora ya sé que no me importa, me da igual, ha costado, pero al fin he comprendido que si te amo amigo, debo decirlo, que si me gustas amiga, porque eres muy bella, debo decírtelo, que si creo que alguien va errado, debo decírselo, y no por ellos, sino por mí misma, porque no quiero volver a sentir la impotencia que he vivido, la importencia de haberte amado tanto amigo, que nunca te lo supe decir.
Las personas confundimos mucho el sentido de “amar”, hay tantos amores como
seres pueblan el planeta y para cada uno de los que conocemos hay uno, sólo uno, que es el suyo, único y especial.
Por eso, ahora amigo, tarde, pero te digo que te amé y te amo, y te prometo que a todos los que mi alma sienta cercanos, todos aquéllos a los que tan sólo pensarndo en ellos  ya alegran mi día, se lo diré.
Antes prefiero que me tomen por loca, que volver a sentir el dolor que he sentido, tan sólo porque nunca fui capaz, por temor de que lo mal interpretaras, de decirte cuanto te amaba.
Va por ti, mi amigo. Buen viaje.
Madrecelta
Agosto 2013.


martes, 23 de abril de 2013

TREINTA Y CINCO AÑOS...!!!




Carlos y yo formábamos una pareja estable. Tonteamos un año y poco y ya hace tres que vivimos juntos. Hablábamos mucho, nos lo contábamos todo. Confiábamos plenamente el uno en el otro y además, sexualmente, nos iba bien. Dos o tres polvetes semanales eran fijos, a veces más y si alguna que otra vez había fingido un orgasmo, sólo había sido para no desanimarlo.

Hace cinco meses Carlos cumplió 35 años. Quise hacerle un regalo importante, contundente, que a la vez que le demostrara mi amor, diera a entender que aunque nuestros gustos, no siempre coincidieran,  yo respetaba los suyos.

Uno de los gustos no compartidos, y que alguna que otra refriega nos había costado era la extraña adoración que él sentía por todo cuanto “artefacto”  informático o mediático, o social pero tipo ordenador salía al mercado. Todo, según él, servía para aprender. Opinión sólo superada por mi feroz odio hacia los mismos.

Un día llegó a casa,  agitando un catálogo  ante mis narices, gritando:
-          Este es el mejor, el no va más, jamás lo superarán. Lo
-    “compraremos” cuando nos sea posible.
Reconozco que mi actitud no fue la adecuada cuando le pregunté si también freía patatas. Bajo su fulminante mirada me disculpé tan bien como supe. No quisiera el Señor que se iniciara otra discusión por el dichoso tema.

Cada día, al volver del trabajo, lo encontraba acariciando las páginas del catálogo y con la mirada perdida en un punto del infinito.
Poco antes de su cumpleaños tenía visita  con el dentista. Siempre le acompañaba, porque verlo llorar sólo por la calle, daba pie a opiniones de lo más diverso.
Mientras esperaba recordé que aún no sabía que regalarle. Busqué con la mirada el montón de revistas viejas que siempre hay en las salas de espera, y encima de todas ellas estaba el catálogo “intocable” que Carlos guardaba en casa.
Más por curiosidad que otra cosa, lo ojeé. Incluso intenté leerlo. No entendí nada. Sólo que los había de diversos colores y que las fundas para guardarlos eran una pasada, parecían bolsos. Al darle la vuelta en la última página, cuatro  palabras me cegaron haciéndome perder la razón “PAGUELO EN COMODOS PLAZOS”.
Salté como si me pincharan en el culo, ¡Ya tenía el regalo perfecto!.
Al día siguiente se lo expliqué a mis amigas. de viva voz a las cercanas y por teléfono a las lejanas. Incluso hasta a mi madre llamé. Todas dijeron lo mismo. ¡NO LO HAGAS!

Desoyendo sus consejos, al salir del trabajo  corrí a la tienda, en la que entré atropelladamente y medio ahogada, catálogo en ristre (hábilmente escamoteado por la mañana) y gritando quiero uno de éstos, pero a plazos.
Amable y extrañamente rápido me facilitaron el papeleo los trámites con el Banco, todo.
Sin casi darme cuenta ya tenía el objeto en las manos envuelto para regalo, y un montón de papeles firmados por mí aceptando los pagos aplazados. Miré el precio total, con los intereses añadidos, y el importe mensual a abonar en los próximos 24 meses. Me dio un ligero vahído, la verdad.
El día de su cumpleaños, saqué el regalo del armario y se lo entregué a Carlos con una sonrisa de oreja a oreja.
Frente a mí estaba él, escondiendo algo detrás y sonriendo temblorosamente.
Momentáneamente intrigada, sin pensarlo más, le grité:
- “Felicidades cariño, no te enfades. Es caro. Pero te lo mereces”
Lo desenvolvió pálido y sudoroso. Al verlo,  se sentó.
Asustada pregunté qué le pasaba. Abrazándome, contrito, me confesó que cómo sabía que yo no entendía del tema, se había
autorregalado uno, porque 35 años sólo se cumplen una vez. En silencio pensé 36 también pero callé. Y me dio el otro paquete.

Tragando saliva y lágrimas susurré:
- Y… ahora ¿qué?
Sonriendo animoso dijo. Tranquila que lo he comprado a plazos, ahora tenemos uno para cada uno. Te enseñaré a jugar.
Me faltó valor para decirle que los plazos eran dobles.
Tampoco pude recordarle que nos habían subido el alquiler del piso considerablemente.
Quise que fuera feliz ese día.
Llevamos cinco meses sin hablar apenas. Me enseñó a jugar y sólo de vez en cuando lo dejo ganar.

lunes, 25 de febrero de 2013

(Para María, amiga querida, que es ya parte de mi alma. Gracias





LA MAR

La mar que todo lo lleva y todo lo trae.
Suspiros de aire, lágrimas de melancolía.
Deseos hechos realidad que nunca volverán.
Anhelos que te enloquecen y sabes jamás alcanzarás.
Sueños que fueron realidad y
a los que entregaste tu única verdad.
Amores perdidos en su inmensidad
que sabes perdidos para siempre.
Ilusiones que le suplicaste te devolviera,
pese a saber que nunca jamás lo haría,
Fiel guarda de lo que sólo
tu corazón y tú sabes.
Traidora ladrona de emociones,
que sabe hacer que creas…
que si le eres fiel, volverás a sentir,
Sabe de su belleza y tremendo poder
de atracción, por eso te hace prisionera
y tú sabes que nunca te liberará.
Sin embargo, te entregas a ella
sin ni siquiera pensar en huir.
Pese a que sabes que lo que le das…
nunca te será devuelto…ella es así…
Así es… la Mar.

Daría – Madrecelta
24-2-2013


viernes, 22 de febrero de 2013

AMOR EN UNA NOCHE DE VERANO




A pesar de los años pasados
no puedo evitar el recuerdo
de una  cálida noche de verano.
en la que nuestro amor confesamos.

Sobre la arena sentados, unidas
nuestros manos, rebuscábamos
entre ella un especial y único grano
en el que dejar nuestro amor guardado.

Compartíamos el común miedo
de que los vientos nocturnos
arrastrara con ellos nuestro
joven y tierno amor allí encontrado.

No fue mucho el tiempo que fuimos
dueños de él, se nos fue, aún no sé
cómo, si arrastrado por la mar, o,
escapándosenos de las manos.

Sólo sé que cada vez que paso
por aquel rincón de la playa olvidado
me pregunto qué es lo que hizo
que perdiéramos el tesoro allí encontrado

jueves, 21 de febrero de 2013

DAGNNIA




Procedo de la Tribu Celta de Breogán, que dicen tuvo su primer asentamiento en el Reino de Galiza, desde el cual posteriormente partieron hacia Irlanda.

Poco se conoce de esa época, aunque si es sabido que de madres a hijos eran transferidas oralmente hermosas leyendas y malos conjuros. Algunos creen en ellos, otros no.

De los que hasta mí han llegado por el mismo camino, voy a contaros la que creo más hermosa leyenda, en ella e se refleja, el poderoso lazo que unía a los componentes de la Tribu y a su generosidad a favor del bien común.
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“Al igual que las otras mujeres celtas, las de mi Tribu tenían completa libertad de acción y elección. Eran buenas y fuertes guerreras. Podían decidir si querían o no casar y con quien. Nada ni nadie las podía obligar a unión alguna no deseada.

“Cuentan que eran buenas madres, de aguda mente, intuitivas en grado sumo, certeras con las flechas y magníficas para cosechar cuanto se les antojara plantar en la fructífera y roja tierra

“En los profundos valles de los ríos Sil y Lor, los de “O Lar de Breogán”, plantaron viñedos, que daban fruto dulce y mejor zumo,  gracias a la cercanía del entonces rico caudal de ambos ríos.

“Sólo una cosa era más temida que la plaga del gusano. El Hielo. Las heladas tempraneras de mediado el  séptimo mes (ahora denominado septiembre), podían causar estragos irreparables y arruinar toda la cosecha.

“La llamaban - la helada negra-  porque no dejaba señal alguna de su paso. El contraste del calor diurno con el aire nuevo de la madrugada elevaba de los ríos una niebla cargada de pequeños cristales que se posaban suavemente sobre los granos de la vid, congelándolos y provocando su muerte.

“Las mujeres, sabias en todo cuanto a ver tuviera con nuevas formas de vida, eran las primeras en notar si la niebla madrugadora portaba o no hielo. Dicen que lo notaban por su olor.

“Cuando tal caso se daba, poco o nada se podía hacer, salvo llamar a reunión a los miembros de la Tribu y empezar a vendimiar intentando ganarle el tiempo a la helada.

“Dicen también, que existió una mujer extrañamente menuda para la complexión normal celta, de oscuros cabellos, aladas manos y negros ojos.  Tal era su gracia, inteligencia y belleza que sin hablar a todos conquistaba y que cuando decidía por fin dejarse oir, su serena y profunda vez convencía de todo cuanto decía a cualquiera que tuviera la suerte de escucharla. Vivía sola nunca quiso casar con nadie, aunque participaba activamente en todo cuanta actividad se llevaba a cabo.

“Un año y a lo largo de todo el quinto y sexto mes, la vieron  armar entre las vides una especie de plataformas, separadas a igual distancia, y a las que una vez montadas embadurnaba con brea.  Todos, con gran curiosidad, la dejaron hacer, sabían que algún fin tendría tanto misterio.

“Empezaba a trabajar muy de mañana. Cuando el sol calentaba con mayor fuerza ella se retiraba a su cabaña pasando el resto del día hilando y tejiendo una fina tela blanca.

“Cuando creyó tener suficiente tela para su fin. Bajo a las orillas de los ríos y recogió un buen número de las finas y fuertes varillas de mimbre que allí crecían.

“Siguió trabajando en su cabaña. Dobló la mimbre hasta formar lo que se podría entender hoy como una inmensa raqueta, pero sin mango, envolviéndola con la fina tela blanca que ella misma había tejido. Justo en el punto de unión, practicó un orificio en la tela por el que podía pasar la mano del más grande de los hombres de la Tribu, formando una especie de guante gracias al cual y con el invento calado hasta el codo podía dársele movimiento.

“Trabajaba afanosamente sin perder de vista ni el sol ni, más importantes aún,  los cambios de la luna.

“Un día, vieron como las almacenaba bien dispuestas en la cabaña donde se guardaba el grano y la carne de caza. Tal parecía haberlas colocado para se utilizadas en cualquier momento. Respetuosa la gente de la Tribu nada preguntó.  Esperaban.

“Cuando la luna estaba en cuarto menguante del séptimo mes, una noche, se oyeron los gritos de la llamada. Caía la helada sobre las viñas.

“Vestida sólo con una ligera túnica blanca, salió corriendo de su cabaña Dagnnia, ése era el nombre de la bella y pequeña mujer atrajo a todos los
habitantes de la Tribu, con fuertes y potentes silbidos hacia el almacén.

“Todos acudieron. Asombrados vieron como repartía entre ellos dos de aquéllas cosas, reservándose un par para ella.

“Apresuradamente los mandó coger la tea que siempre permanecía encendida en la puerta de cada choza, a fin de evitar visitas no deseadas de alimañas y malos espíritus.

“Todos la obedecieron, tal era su credibilidad que nadie dudó en seguirla. corriendo  hacía las viñas.

“Lo primero que hizo Dagnnia fue prender fuego en la primera plataforma ordenando a los demás que siguieran su ejemplo hasta encenderlas todas.

“Una vez encendidas les ordenó que se dispersaran entre las vides, formando hileras. Colocó el extraño artefacto, uno en cada brazo mostrando a los demás como debían hacerlo mientras explicaba:

-         Miradme bien y haced lo mismo que yo. Alzad los brazos y agitarlos suavemente, intentando que el calor de las antorchas no se eleve y  se pose en las uvas.         

“Todos miraban  pasmados la facilidad con que ella agitaba aquellas… “alas”, e imitándola  empezaron a dar manotazos sin ton ni son,  como si fueran aspas de molino.

Ella, girándose,  al verlos, rio suavemente y les dijo:

-        Así no, ¿Os habeis fijado en el vuelo de las mariposas? pues intentad  hacerlo igual, suavemente y a un ritmo constante. ¡Cómo si fuerais mariposas!

 “Poco a poco, todos al fin atinaron  a imitar sus movimientos,  dando lugar sin saberlo a uno de los espectáculos más bellos hasta entonces visto.

“Las antorchas con su fuego y ellos agitando las blancas alas entre las vides, producían un efecto tan bello como si miles de mariposas a la vez volaran sobre ellas.

 “A partir de aquél año, y salvo algún que otro contratiempo, ninguna cosecha se perdió por culpa del hielo.

“Cuentan que Dagnnia no murió, simplemente un día dejaron de verla. Como si en la madre tierra se hubiera diluido.

Hoy en día, los más ancianos del país, avisan cuando ven cerca del anochecer mariposas blancas volando sobre las viñas. Aseguran que es señal inequívoca de que el tiempo de la vendimia ha llegado porque anda cerca la negra helada.

Así es como les avisa Dagnnia.


Daría.
Septiembre 2011 – Juncosa.