lunes, 2 de julio de 2012

ADIOS...



Siempre tuviste miedo a que un día te engañara. Nunca lo hice, y no voy a hacerlo ahora, por eso  me voy, sola, con la luz primera de esta fresca mañana. 
Marcho sola, con lo puesto. De la casa no me llevo nada. todo lo dejo. No quiero lastrar mi mañana con los  recuerdos de un ayer que yo ni tan siquiera deseaba. 
Sería  como empezar de nuevo y de forma equivocada. No fui consciente de que callando, sólo percibías la sensación de que nunca del todo a ti me entregaba, y que algo ocultaba, como si de un engañó se tratara.
Pero fui  yo la engañada. Enredándome en los brazos de quien mi corazón no amaba. Entregándome sólo para satisfacer lo que mi joven y ardoroso cuerpo demandaba..
No era consciente de que lo único que a ti te daba era la pasión de mi juventud desbordada, mi ansia de amar, que al no poder dar a quien realmente deseaba, te entregaba en forma equivocada, pero que en el fondo mi alma sabía que nunca del todo tuya sería.
Fuiste bueno y paciente, me amaste mucho más de lo que merecía, y tú si que me entregaste todo cuanto tu ser tenía. Fui dueña de tu cuerpo, de tu mente, de tu amor sin límite, y una ternura infinita e ilimitada,
Me acomodé en la rutina, me dejé engañar por la nada, pensando que quizá algun día pararía mi alma desesperada de buscar en la lejanía la figura de aquél a quien tanto añoraba.
De mí, nunca te di nada, sólo ausencias y silencios que a ninguno de los dos engañaban.
Nada puedo darte, nada tuve nunca que entregarte, era yo la equivocada, mientras mi cuerpo al tuyo se amoldaba,  dejaba que mi mente volara en pos de quien en realidad la llenaba.
Sé que ahora no lo entiendes, que te va a doler mi marchar, pero, por favor, no digas nada, deja que me vaya en busca de ese, quizá maldito, amor con el que siempre y tanto soñaba,

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