domingo, 17 de junio de 2012

LAS PREGUNTAS QUE NO HICE



Durante mucho tiempo he pensado que era posible olvidar realmente el pasado. Seguir adelante con una nueva vida, nuevos amigos, nuevas historias, diferentes paisajes. Es decir, que si ponía mucho empeño lograría arrancar de mi vida unos recuerdos que por hermosos cada vez que los pensaba me hacían daño.
Pensé que si daba tiempo al tiempo llegaría el momento en que mi memoria borraría esta etapa de mi vida como algo que nunca sucedió. Fue tan fuerte mi convicción que logré engañarme y creí haberlo conseguido.
Pero de pronto, un día, cuando menos lo esperaba, el gesto más absurdo, la situación más extraña me devolvió de golpe todo mi pasado.
¡Cuánta angustia me ha costado ese retorno! ¡Cuánto dolor ocultado! Me he topado de nuevo con mi vieja amiga soledad. Esa soledad  tanto tiempo ahogada, que tanto sabe de mí, de todo lo que a nadie he contado.
Me acobardé, no soy fuerte, la soledad me volvió a ganar la mano. Primero pensé que jugaba con las cartas trucadas, porque sin esperarlo me fue trayendo uno a uno y de la mano, todo lo que yo creía ya enterrado. La realidad me hizo comprender que ella jugaba limpio, y que era yo, quien en un esfuerzo vano intentaba marcar alguna que otra carta, destruyendo o reformando el recuerdo de aquel pasado
Todo el paso del tiempo callado empezó a hablar de nuevo, pero no en susurros, sino a gritos desgarrados. Los reproches se convirtieron en imposibles compañeros. Venían uno tras otro, como empujándose, al mismo tiempo que cada uno de ellos me lanzaba a la cara una queja y un recuerdo.
Aturdida, llena de pánico, muerta de ansiedad, busqué a viejos conocidos, quería, ahora sí, preguntar para saber, pero ya era demasiado tarde.
Ninguno de los amigos quedaba. Todos se habían dispersado siguiendo sus propios caminos, buscando sus lugares y puedo que también alguno huyendo de sus soledades.
Al dolor del renacer de aquel viejo amor se unió el de saber que, quizá, tan sólo quizá, si yo no hubiera ahogado lo que mi alma ansiaba saber tanto tiempo atrás, pudiera haber encontrado las respuestas a todo lo que ahora ya me está para siempre negado.

No hay comentarios: