jueves, 5 de abril de 2012

CUANTO AMOR PARA TAN POCO TIEMPO



Una sola mirada y todo un mundo de recuerdos cayeron sobre mí. Lo reconozco, no estaba preparada para el reencuentro. Llevaba años soñando con él, pero cuando al fin llegó el momento me deshice, me pudo el sentimiento.
Te diste cuenta enseguida, mis llorosos ojos hablaban mejor y más claro de lo que pudieran haberlo hecho mis labios. Temblaba de pies a cabeza. Me sentía como si flotara, no veía, no sentía, sólo existías tú.
Necesité de tu ayuda para poder sentarme. Cogiste mis manos y en silencio nos miramos y fue en  ese justo momento cuanto la realidad, la nuestra tan particular y única, me hizo volver al mundo.
Nunca sabré si fueron horas o minutos. Tampoco lo necesito. Sé que hicimos las cosas bien. Nos tomamos nuestro tiempo para resituarnos. Debíamos dejar primero que hablara nuestra mirada, que nuestros corazones se reconocieran, que los sentimientos, tanto tiempo escondidos, volvieran de nuevo a adueñarse uno a uno de los del otro.
Hubiera querido tener más grandes los ojos, mejor percepción en la mirada para poder captar todos los cambios que el tiempo y los años habían dejado caer sobre ti. Pero no podía, sólo era capaz de hundirme en tus ojos de color caramelo, más y más, como si quisiera llegar al fondo de tu alma. Por tu parte estabas haciendo lo mismo, y no puse trabas. Te dejé ahondar en mi interior hasta que tu ansia de saber cuánto había pasado por mí, se saciara.
Repito que ignoro cuánto tiempo paso, pero cuando nos dimos por satisfechos, llegó el deseado y a la vez temido momento del contacto. Nos abrazamos, y así, abrazados en silencio, nos mecimos acunando suavemente nuestros compartidos recuerdos.
De vez en cuando nos separábamos, pero tan sólo un instante, y sólo para volver a mirarnos. Nuestros cuerpos, mucho más sabios que nuestras mentes, se reconocieron al instante, se adaptaron el uno al otro, como antaño, sin ningún esfuerzo. Y así permanecimos ni se sabe cuánto.
Qué dulce fue el reconocimiento, el reencuentro, como si no hubiera pasado el tiempo. Decidimos  sin  palabras vivir tan sólo el instante, ya llegaría, a su tiempo, el horror del momento en que otra vez la vida nos empujara, separando de nuevo este amor nuestro, al que seguiríamos guardando como un tesoro, pero, de nuevo,  en silencio.

1 comentario:

marta dijo...

no se puede cambiar lo de las reacciones?? divertido interesante o guay no entran dentro de la descripción de estos relatos tan tiernos... que bonito es soñar el rencuentro, que bonito será vivirlo. un beso